miércoles, 19 de agosto de 2020

¡Sal del pozo!

Lo sé, todo iba muy bien, las cosas parecían marchar normales, tu camino era llano y sin obstáculos a la vista, pero no contabas con encontrarte con ese pozo y mucho menos caer en él de esa manera tan repentina y dolorosa.
Quizá una situación desesperante te llevó a caer sin darte cuenta, una necesidad tan fuerte o esa urgencia de tomar una decisión tan importante te llevaban recorriendo el camino llorando o angustiado, de tal forma que no sabes ni cómo llegaste ahí y a pesar de que lo has intentado todo parece que te hundes más; fue muy fácil caer pero cómo cuesta salir de él.
Has tratado con tus propias fuerzas de saltar a la superficie y solo logras lastimarte más; has buscado en otras personas la ayuda, pero lejos de hacerlo, te juzgan por haber caído, sus críticas y sus burlas te hunden más y más, pareciera como que son palas con tierra que en vez de sacarte tratan de enterrarte, y tu propia desesperación no te deja ver que mirando hacia arriba, más allá de esas personas que se asoman por momentos a ver si sigues ahí está la mano de Dios, esperando que te olvides de cómo y por qué sucedió y te cojas de ella para salir, esperando que cambies de actitud y dejes de lamentarte por todo lo sucedido.
No te quedes tirado llorando por haber caído, no dejes que te sigan echando tierra para enterrarte vivo, no dejes que nada te mantenga ahí dentro viendo que te falta mucho camino por recorrer, y mucho menos teniendo una mano extendida que te ofrece su ayuda.
Ha sido dura la caída, pero con una actitud derrotista no lograrás nada, debes tener calma, dejar de llorar y ponerte de pie, la ayuda está ahí, esperando que te decidas a tomarla, y te olvides de todo lo demás, ¿A qué esperas para levantarte?, sacúdete el polvo y sécate esas lágrimas, confía, porque todavía puedes salir de ahí, no te dejes enterrar, es tu decisión quedarte ahí o mantener la calma y pedir ayuda a quien de verdad puede sacarte, olvídate de los gritos que te dicen que no saldrás de esto. Confía y espera en Dios, Él te ayudará a salir de ahí y te dirá por dónde ir y devolverá la sonrisa a tu rostro para que sigas caminando con la frente en alto, y  si las dudas vienen a tu mente mientras esperas, recuerda estas palabras:
Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová.
(Salmos 40:1-3)

No te quedes ahí tirado, levántate, la ayuda está ahí esperando a que tú te decidas a salir del pozo.

domingo, 16 de agosto de 2020

Yo me quedo con mi Cristo

Juan 6:65-71 «Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. 66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? 68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 70 Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? 71 Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.«
Comentar RD: "YO ME QUEDO"“YO ME QUEDO CON JESUCRISTO”. Esa fue la decisión que tomó el apóstol Pedro. Esa misma decisión es la que debemos tomar los seres humanos; pero lamentablemente muchos se dejan distraer por las novedades que se ofrecen a diario, y se apartan del único que les puede dar la vida; por lo tanto yo también tomo la misma decisión de Pedro, “YO ME QUEDO CON JESUCRISTO”, porque:
1. Nadie puede darme la Vida Eterna y la Salvación de mi alma, solamente Cristo:
Juan 5:24 «De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.«
Hechos 4:12 «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.«
1 Juan 5:11-12 «Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.«
A. Por lo tanto, sería absurdo que intentáramos buscar la salvación por otros medios.
B. En consecuencia, sería ilógico que pusiéramos nuestra esperanza en alguien más. Además de darme la Vida Eterna y la Salvación de mi alma,

2. Me da también la seguridad de la misma:

1 Juan 5:13 «Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.«
2 Timoteo 1:12 «Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.«
A. Por lo tanto, tener dudas de mi salvación sería dudar de lo que Cristo dijo.
B. Sería algo así como, no darle crédito a lo que los apóstoles dijeron.

3. Es el único que me ofrece una verdadera nueva vida.

2 Corintios 5:17 «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.«
Filemón 1:15-16 «Porque quizás para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; 16 no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor
A. Por lo tanto, otra forma de querer cambiar de vida, nos resulta vana.
B. Los cambios no los decimos, la gente los observa en nosotros.
C. Usted y yo somos esa prueba.
D. Los que hemos conocido a Cristo, ya no somos iguales.
E. Los que hemos conocido a Cristo jamás seremos como fuimos.
Por eso me quedo con Cristo; aunque las cosas evolucionen. Por eso prefiero a Cristo; aunque aparezcan nuevas ofertas. Porque lo que me era imposible de hacer, a través de Él ¡se ha hecho posible!
¿A quién iremos? Solo tienes palabras de vida eterna.


La avaricia

Lucas 12.15 “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”.
La avariciaEste pecado (enfermedad) consiste en el afán desmedido por adquirir y atesorar riquezas materiales, con el único objetivo de ser reconocido por la sociedad. Jesús ya lo menciona en este libro, y añade que la vida del hombre no consiste en la abundancia de bienes, ya que eso únicamente es pasajero o temporal, que puede permanecer o incrementarse, o bien desaparecer de un momento a otro, porque toda la riqueza del hombre no consiste en ella, sino en lo que posee en su interior. 
El libro de Proverbios 28.22 bien lo dice: “Se apresura a ser rico el avaro, y no se da cuenta que le ha de venir pobreza”. Los afanes en general no llevan a ningún lado, ya que se apuesta muchas veces a ganar y en la mayoría de los casos se pierde; este tipo de “vida” es en suma demasiado estresante, ya que la persona tiene la mente y la mirada puestas solamente en ver la forma de incrementar los bienes que posee (su entorno no cuenta, o no tiene ninguna importancia ya que su mente se encuentra embotada en su obsesión), porque si no lo logra puede producir en él una frustración, que puede provocar una crisis en su estado emocional y en su organismo en general, que en su gran mayoría conllevan a la muerte. Aunque es bien cierto que todos en la vida anhelamos llevar una vida cómoda, segura, y que procuramos darles a nuestros hijos lo mejor (sobre todo si se proviene de una familia humilde, con carencias, donde se hubo de sacrificar muchas cosas para lograr una meta o sueño), para que no tengan que pasar por todas las vicisitudes por las cuales pasamos; sin embargo, esto no significa que se tenga que vivir inmerso en este deseo malsano de la avaricia, intentando a toda costa poseer cada día más y más, dejando de lado todo (incluyendo a la familia), perdiéndose lo mejor que Dios nos ha dado… ¡el gusto por vivir, hermano! 

Ojos eternos

No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:18
Ojos eternos; esto es lo que mi amiga Madeline pide en oración que tengan sus hijos y nietos. Su familia atravesó un período difícil que terminó con la muerte de su hija. Ante esa horrorosa pérdida, Madeline anhela que su familia no pierda la visión, consumida por el dolor de este mundo, sino que vea cada vez más allá, a la esperanza en nuestro Dios amoroso.

Pablo y sus colaboradores experimentaron un gran sufrimiento a manos de sus perseguidores e incluso de creyentes que trataban de desacreditarlos. No obstante, tenían sus ojos fijos en la eternidad. Con valentía, el apóstol admitía que «no (miraban) las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Corintios 4:18).
Aunque hacían la obra de Dios, estaban atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos. (vv. 8-9). ¿No podría Dios haberlos librado de todo eso? Pero en lugar de desanimarse, Pablo edificó su esperanza en el «eterno peso de gloria» (v. 17). Sabía que el poder de Dios obraba en él y estaba seguro de que «el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará» (v. 14).
Cuando sentimos que nuestro mundo se tambalea, fijemos nuestros ojos en Dios, la Roca eterna que nunca será destruida.
Dios, que pueda ver la seguridad que tengo en ti.
 

jueves, 13 de agosto de 2020

¿Condena la Biblia la esclavitud?

La Biblia....Mentiras: La esclavitud en la BibliaExiste la tendencia de considerar la esclavitud como algo del pasado. Pero se estima que hoy en día hay más de 27 millones de personas en el mundo que están sujetas a la esclavitud: trabajos forzados, comercio sexual, propiedad hereditaria, etc. Tal como aquellos que han sido redimidos de la esclavitud del pecado, los seguidores de Jesucristo deben ser los principales defensores de la eliminación de la esclavitud humana en el mundo de hoy. La pregunta que surge, sin embargo, es: ¿por qué la biblia no se pronuncia enérgicamente en contra de la esclavitud? ¿Por qué la biblia, de hecho, parece apoyar la práctica de la esclavitud humana?

La biblia no condena específicamente la práctica de la esclavitud. Da instrucciones de cómo deben ser tratados los esclavos (Deuteronomio 15:12-15; Efesios 6:9; Colosenses 4:1), pero no la prohíbe del todo. Muchos ven esto como si la biblia permitiera todas las formas de esclavitud. Pero lo que mucha gente no entiende es que la esclavitud en los tiempos bíblicos, era una forma de esclavitud muy diferente a la que se practicaba en los siglos pasados en muchas partes del mundo. La esclavitud en la biblia no estaba basada en la raza. La gente no era esclavizada por su nacionalidad o por el color de su piel. En los tiempos bíblicos, la esclavitud era más bien un estatus social. La gente se vendía como esclavos cuando no podían pagar sus deudas o mantener a sus familias. En los tiempos del Nuevo Testamento, algunas veces los doctores, los abogados e incluso políticos eran esclavos de alguien más. De hecho, algunas personas elegían ser esclavos para tener cubiertas todas sus necesidades por sus amos.

Sin embargo, la esclavitud de los siglos pasados con frecuencia estaba basada exclusivamente en el color de la piel. En Estados Unidos, la gente negra era considerada como esclava por su nacionalidad; muchos dueños de esclavos realmente creían que las personas negras eran “seres humanos inferiores” a la gente blanca. La biblia condena la esclavitud basada en la raza, ya que enseña que todos los hombres son creados por Dios a Su imagen y semejanza (Génesis 1:27). Al mismo tiempo, el Antiguo Testamento permitió la esclavitud basada en la economía y la reguló. El punto clave es que la esclavitud permitida en la biblia de ninguna manera se asemeja a la esclavitud racial que plagó nuestro mundo en los siglos pasados.

Además, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento condenan la práctica del "robo de hombres", que es lo que ocurrió en África en el siglo XIX. Los africanos fueron acorralados por cazadores de esclavos, quienes los vendieron a traficantes de esclavos, que los trajeron al Nuevo Mundo para trabajar en plantaciones y granjas. Esta práctica es aborrecible para Dios. De hecho, la pena por tal crimen en la Ley de Moisés era la muerte: "Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá" (Éxodo 21:16). De manera similar, en el Nuevo Testamento los traficantes de esclavos se mencionan entre aquellos que son "impíos y pecadores", y están en la misma categoría que aquellos que matan a sus padres o madres, asesinos, adúlteros y pervertidos, mentirosos y perjuros (1 Timoteo 1:8-10).

Otro punto crucial es que el propósito de la biblia es señalar el camino a la salvación, no reformar la sociedad. Con frecuencia la biblia aborda temas desde adentro hacia fuera. Si una persona experimenta el amor, la misericordia y la gracia de Dios, recibiendo Su salvación, Dios reformará esa alma, cambiando su forma de pensar y actuar. Una persona que ha experimentado el don de la salvación de Dios y la libertad de la esclavitud del pecado, mientras Dios transforma su alma, se dará cuenta de que el esclavizar a otro ser humano es malo. Podrá ver como Pablo, que un esclavo puede ser "como hermano amado...en el Señor" (Filemón 1:16). La persona que realmente ha experimentado la gracia de Dios, reflejará también esta gracia hacia otros. Esa podríaser la receta de la biblia para la terminación de la esclavitud.

El propósito de Dios

Toda persona que conozca un poco la biblia sabe quién fue Pablo. Pero por si alguna duda de este personaje existe, aquí van algunos datos generales interesantes: fue el mayor autor de los libros del nuevo testamento; hizo una serie de viajes misioneros por muchos lugares abarcando gran parte del mundo; fue un perseguidor de la iglesia. 
Realmente la historia de Pablo no tiene mucho sentido. Un día es un perseguidor que envía a prisión a los cristianos, incluso consiente en la muerte de ellos (Hechos 8:1). Y al otro día es un apóstol de Cristo que predica el mensaje de salvación por todo el mundo. ¿Qué llevó a Pablo a este cambio de vida tan radical?

Principios Eternos: ¿COMO LLEGO AL PROPOSITO DE DIOS EN MI VIDA?Pablo el perseguidor

En Hechos 8:1-3 leemos cómo Pablo consentía en la muerte de Esteban y perseguía a aquellos que se atrevieran a predicar el nombre de Jesús. La biblia dice que Pablo iba casa por casa y sacaba arrastrando a hombres y mujeres para llevarlos a la cárcel. El único delito que estas personas habían cometido fue creer que Jesús es Dios y que su sacrificio reconcilió a la humanidad con el Creador.
Pablo, como asolador de la iglesia era muy bueno. Buscaba a los cristianos donde fuera, tenía un propósito que cumplir y no se detendría hasta alcanzarlo. Hacía muy bien su trabajo, tenía el permiso para hacerlo. Lo disfrutaba. Un hombre determinado a acabar con los cristianos, y de seguir con su trabajo probablemente hubiera hecho un gran daño a la iglesia de Cristo. 

Su conversión

Estando Pablo haciendo su trabajo, yendo por el camino; cuando Dios decide que es tiempo de cambiar ese trabajo que hacía tan bien, por otro que haría por el resto de su vida. Por voluntad de Dios, Pablo pasó de ser un perseguidor de los cristianos a un cristiano nacido de nuevo.
El mensaje llegó a Pablo, Jesús mismo le habla y en lugar de rechazarlo se rinde ante Él y preguntaqué quieres que yo haga” (Hechos 9:6). Cuando verdaderamente conocemos a Dios, no importa nada de nuestra vida pasada.

Dios tiene el control

Los planes de Dios son perfectos

La historia de Ester nos deja una serie de enseñanzas que nos ayudarán a aumentar nuestra fe y confianza en Dios. Aprendemos al leer el libro de Ester cómo, a través de una serie de circunstancias adversas, Ester llegó a ser reina.
MIGAS de PAN en el camino: DIOS tiene el control de todoPodría parecer que la vida de esta mujer, huérfana, no iba a trascender las esferas de su sociedad. Porque a veces parece que nuestras circunstancias no son lo suficientemente buenas para que podamos lograr algo sobresaliente en la vida. Creemos que nuestras circunstancias actuales determinan qué debemos hacer y cómo debemos vivir, sin esperanza y sin metas ambiciosas que perseguir.
Pero Dios tiene un plan para nuestra vida más allá de nuestras circunstancias actuales. Dios tiene un plan perfecto que se basa en su poder y gloria, y no en nosotros. Los planes de Dios son perfectos. Pongámonos en las manos de Dios y que nuestros planes estén delimitados por su voluntad, cumplamos el plan de Dios. 
¿Acaso habrá algo que se escape de la sabiduría de Dios? Nada se escapa de su control. Él todo lo puede hacer, y aunque no veamos nosotros el cuadro completo, debemos estar seguros que lo que al final obtendremos en Dios será maravilloso.

Los planes del enemigo son estorbados 

Nuestras circunstancias pueden no ser favorables, y a pesar de eso los planes del enemigo van contra nuestra vida para que no alcancemos la voluntad de Dios. Los ataques del enemigo contra nuestra vida pueden acrecentarse cuando estamos encaminados en nuestra búsqueda de Dios, pero es justo en medio de esos ataques cuando más debemos refugiarnos en Dios. No debemos salir corriendo e intentar luchar con nuestras armas sin Dios, es lo peor que podríamos hacer. En lugar de eso debemos buscarlo con ahínco y depender solo de Él.
La biblia nos motiva también a resistir los ataques del enemigo. Dios nos provee de herramientas para poder enfrentar en Él esos ataques que ciertamente vendrán, pero no nos podrán destruir porque es mayor el que está en nosotros. No importa lo difícil que sea la prueba y los ataques del maligno; si los enfrentamos en Dios no nos podrán hacer ningún daño.

lunes, 10 de agosto de 2020

Miremos a Cristo

Iglesia cristiana Soberana Gracia: Cerca de Navidad...miremos a Cristo... puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:2
Exhortación de suma importancia la que el escritor a los Hebreos nos hace en este versículo, porque mientras permanezcamos siendo dominados por el pecado, sea cual sea, este nos impedirá correr la carrera cristiana, porque quita toda motivación para ello y da entrada al desaliento más completo.
Y por ende se desenfoca del premio supremo que tenemos en la vida cristiana, la vida eterna.

I. El escritor advierte que el desaliento no debe desviar su mirada.

A. Por muy difícil que sea su situación Dios tiene el control de su vida.
B. Que por muy difícil que esté el panorama mundial no se desenfoque de estar listo, porque nuestro Señor pronto viene por su Iglesia.

II. El escritor aclara que en esta carrera no estamos solos.

A. Porque para que nosotros lleguemos a su presencia Él sufrió la muerte de Cruz.
B. Porque debemos correr con paciencia y hacer frente al pecado en el poder del Espíritu Santo.
C. Por muy difícil que parezca todo, Él está con nosotros y en nosotros.
D. Muchos han logrado vencer a lo largo de la vida y en circunstancias mucho más difíciles de las que estamos experimentando.
E. Así como Cristo no se rindió, tampoco nosotros debemos rendirnos en esta carrera.

III. El escritor aclara que debemos fijar nuestros ojos en Jesús.

A. Porque es el autor de nuestra fe.
B. El que corre no debe mirar hacia otros competidores, sino mantener su vista fija en Jesús.
C. Implica alejar la mirada de todas las distracciones, con el fin de contemplar un objeto, Cristo Jesús.
Cuando enfrentamos dificultades y desaliento, es muy fácil perder la perspectiva. Pero no estamos solos; hay ayuda. Muchos han logrado vencer a lo largo de la vida y en forma constante y en circunstancias mucho más difíciles de las que estamos experimentando.
El sufrimiento es el campo de adiestramiento para alcanzar la madurez cristiana. Desarrolla nuestra paciencia y convierte en agradable nuestra victoria final, la cual es Cristo Jesús.


Necesidades humanas

Al referirnos a la humanidad estamos hablando de personas, hombres o mujeres, niños o ancianos de todas las clases sociales. Personas que habitan cada rincón del planeta, de cualquier raza, que hablan cualquier idioma y con diferentes niveles educativos. Nos referimos a cada uno de los que habitamos este planeta sin ningún tipo de distinción.
Nuestra necesidad de salvación – Ministerio UMCDCada uno de los seres humanos tenemos necesidades. Algunas son primarias como comer, dormir, respirar, etc. La insatisfacción de cualquiera de estas necesidades dificulta la supervivencia de una persona. También hay necesidades secundarias y terciarias que buscan mejorar la calidad de vida de cada uno. 
Pero existe una necesidad aún más importante que las necesidades primarias. Esta necesidad no es económica, no es de salud, ni mucho menos social. La necesidad principal es la salvación del alma. Mientras esta necesidad no sea cubierta no importará si posee riquezas o no, tampoco si tiene o no educación. Una persona nunca podrá tener paz y felicidad si su alma no ha sido salva.
La necesidad de salvación es mayor y más importante que la misma supervivencia del cuerpo. Pues el cuerpo puede morir, pero el alma es eterna.

La necesidad está en todo lugar

En cualquier lugar del planeta donde haya un ser humano, la necesidad de salvación es manifiesta, pues el hombre posee un alma necesitada de salvación independientemente de sus condiciones de vida. Y cuando el alma del ser humano está contaminada con la maldad y el pecado, ha perdido su salvación.

La maldad está en toda la tierra (Génesis 6:5)

Desde que el pecado entró en la humanidad en el Huerto del Edén, se multiplicó contaminando a todo ser humano. La biblia dice que todo designio de los pensamientos del hombre era únicamente el mal. Y el ser humano ha llegado a habitar o a caminar en cualquier parte de nuestro planeta. Luego en toda la tierra hay necesidad de salvación.

No hay hombre que no peque (1 Reyes 8:46)

No existe en el mundo ningún hombre o mujer que pueda decir que está libre de pecado. No importa lo pequeño o grande que sea, o aunque sea solo de pensamiento; en algún momento de nuestra vida hemos pecado contra Dios y este pecado nos aleja de Él.